Sombras y sueños rotos en la calle del Sol

Editorial
CANTABRIA DIARIO
21 de julio de 2017
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EDITORIAL-. Las sombras inundaron la calle del Sol. Las repetidas señales de alarma emitidas por los vecinos sirvieron para salvar sus vidas, pero no sus casas, repletas de sueños, esfuerzo e ilusión. Con la obscenidad propia de una tragedia, los enseres personales y muebles de los vecinos han quedado a la vista de todo el mundo, casi como una advertencia de lo frágil que es nuestra existencia. Sueños rotos y vidas mezcladas con escombro, sin tabiques de pudor.

Todo parece indicar que las obras en el local de hostelería, propiedad del conocido empresario Guillermo Vega, administrador único de Dos Imanes Producciones y organizador de conciertos con excesivo apoyo institucional, podrían haber causado el derrumbe al tocar el muro de carga del edificio. Además, las obras no se ajustaban a la licencia, al haber pedido una licencia de obra menor, pero en realidad se estaban llevando a cabo obras muy superiores.

En España la «alegalidad» no existe: solo hay legalidad o ilegalidad. Por lo tanto, si las obras no se ajustaban a la licencia y si además los técnicos municipales habían ordenado la paralización de las obras, se puede hablar directamente de una obra ilegal.

La responsabilidad, si se corrobora con dictámenes técnicos esta teoría que culpa a la obra en el local de hostelería, debería recaer directamente sobre el seguro de la obra del empresario, y también sobre el Ayuntamiento de Santander. En ambos casos, una reflexión profunda es necesaria, porque nos lamentamos ahora de duras pérdidas materiales, pero la tragedia podría haber sido mucho mayor.

La fortuna, por segundos, hizo que no hubiese que lamentar la pérdida de ninguna vida. Pero las familias han perdido su techo y han visto cómo, de repente, su vida en la calle del Sol se llenaba de sombras y sueños rotos.