{xtypo_dropcap}A{/xtypo_dropcap}sistimos a toda una corriente que se puede considerar revisionista en toda regla. Películas, series de televisión y también música, sufren toda una horda de «remakes/secuelas/precuelas», cada cual peor, en un intento de facturar y, al tiempo, destrozar nuestros recuerdos y referentes culturales.
Prácticamente todas las series de televisión de más éxito en los años 80 han visto perpetrada su versión actual cinematográfica o renovada serie televisiva, formando parte de un orquestado y elaborado plan para dinamitar nuestros referentes audiovisuales.
También, músicos actuales se lanzan a la misma aventura de la destrucción lanzando nuevas e insulsas versiones de grandes canciones que en su día nos marcaron.
Todas estas nuevas versiones de obras clásicas, están tamizadas por una preocupante corrección política, donde cada atisbo de autenticidad se diluye entre música electrónica infecta y efectos especiales vacíos y carentes de carisma. Ojalá no dure mucho toda esta moda del revisionismo audiovisual, porque si continúa, no sería extraño que llegásemos a ver títulos tan aberrantes como «Casablanca; el origen», o «Casablanca 3: el regreso de Sam».
Y no, señores, hay cosas por las que no deberíamos pasar.
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