«Mis» delegados del gobierno
Por Manuel Haro Alcalde
{xtypo_dropcap}P{/xtypo_dropcap}or una vez y sin que sirva de precedente, permítaseme referirme en primera persona a dos figuras de nuestra política regional, pero desde una óptica más humana.
No entraré a calificar actuaciones o dependencias partidistas, porque mi relación con ambos pasó por encima, a pesar de que había una representación plural en la composición del Consejo Asesor de RTVE, del que formábamos parte.
Uno de ellos, Agustín Ibáñez Ramos, que ha finalizado su mandato coincidiendo con los cambios de gobierno central y regional. Fue, durante dos mandatos, el Presidente del Consejo, avalado por la mayoría de los componentes, en dos períodos consecutivos. Al margen de su reconocida labor, mostró en todo momento una capacidad de diálogo y convivencia muy poco comunes cuando de repartir justicia se trata. Nunca mostró un mal gesto ni contradicción notable. Pero personalmente, me quedé con su carácter humano y sensible; cercano en cada momento a las necesidades de cada uno. Y en mi caso, de manera más pronunciada, ya que por imperativos de carencias físicas, nunca volvió la espalda, a la hora de echar una mano (y las dos), en momentos difíciles. Pero no solo por eso mereció el respeto y, sobre todo, el afecto de todos. Al final de la etapa en el Consejo, le auguramos un futuro brillante en el campo de la política, confirmándose posteriormente con su nombramiento como Delegado del Gobierno en Cantabria. Y ahora que termina su cometido, no sería de extrañar que su carrera tomara impulso en busca de objetivos más altos. Algo, que dados los momentos convulsos que se viven en el PSOE, seguro estoy de que aportaría experiencia suficiente, como para contribuir a una mejora de la situación.
Su relevo, curiosamente, también formó parte de aquel grupo de personas empeñadas en demostrar que, con diálogo y buena voluntad, se llega al entendimiento. Fue el Vice-Presidente, joven y activo, pero cultivado en toda actividad relacionada con el cometido que se nos había encomendado. Enseguida mostró su capacidad de trabajo que le delataba un futuro brillante, confirmado con su presencia en la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Santander, como hombre importante de la misma.
Samuel Ruíz Fuertes, ocupa ahora el despacho de la Delegación del Gobierno. Serio. Comprometido y, al mismo tiempo, cercano y dialogante, es garantía de buen rendimiento en momentos difíciles, de mucho trabajo y entrega total. Pero es que en lo humano (nos ocupa hoy aquí), mantiene una línea no sólo de continuidad, sino de ampliación de miras que, con toda seguridad, hará que su trabajo, como los realizados hasta ahora, dará el resultado que desde el PP, le exigirán.
Curioso. Casualidades de la vida. Los dos delegados recientes, el que se va y el que llega, compartieron sala de juntas en la calle Lealtad. Compartimos buenos momentos, a pesar de que hubo que trabajar duro para recuperar un Consejo perdido en la historia. Ello permitió conocer a dos personas con una gran carga de sentido común. Uno, con más experiencia; el otro, con la fuerza e ilusión de la juventud. Les garantizo que los dos han valido, valen y valdrán la pena. Es como si fueran «mis» delegados del Gobierno.
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