{xtypo_dropcap}A{/xtypo_dropcap}dmitámoslo. Nuestros políticos, de todos los colores y de todas las siglas, hacen política de bajo nivel. De bajísimo nivel, se podría decir.
Mientras ellos debaten en todos los foros, el mundo se hunde a sus espaldas. Mientras los políticos hablan, sus ciudadanos sufren. Los políticos debaten en ocasiones sobre temas peregrinos o sin interés, y en otras ocasiones se acusan los unos a los otros y tirándose los trastos, sin avanzar en soluciones para sus ciudadanos.
Por lo tanto, es normal la pésima percepción de la clase política que tienen los ciudadanos. Los españoles ven cómo la clase política se sube a un carro de enormes nóminas y sueldos, al tiempo que también atesoran un poder que no son capaces de usar para beneficio de las personas a las que gobiernan
Algún día, el mundo se hundirá por las hambrunas y la pobreza, y mientras tanto los políticos estarán enfrascados en un debate sobre si las baldosas de, por ejemplo, la calle Burgos de Santander, deben ser de color verde o de color azul. Hay hambre en el mundo, y lo pagaremos.
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