“Nuevos inquilinos, viejas cuestiones”: Plan Besaya 2020
Por Joaquín Díaz Rodríguez
{xtypo_dropcap}E{/xtypo_dropcap}n la seguridad de la buena intención y los buenos propósitos del proyecto de mejora de la calidad ambiental del bajo Besaya, aprobado por el nuevo Gobierno Regional en su histórica reunión de Torrelavega y presentado en Cartes, quiero, aún con esta seguridad y creyendo en las buenas intenciones, expresar mi sensación, mis impresiones con una imagen que me viene rondando la cabeza, no ya desde que lo presentaron, sino desde hace muchos años. No quiero entrar en otras cuestiones como son los plazos y en oportunidades más o menos electoralistas o en presupuestos ajustados o desfasados, pero sí recordar que un plan similar, una idea muy parecida ya se propuso en el año 1990.
La imagen que viene a la mente ante este nuevo proyecto es la de esos inquilinos de una casa (el nuevo gobierno son los nuevos inquilinos de la Casa Cantabria) que cuando la quieren habitar, cuando la van a ocupar se encuentran que sus anteriores inquilinos la han dejado tan mal atendida, tan sucia, tan abandonada, y tan destrozada que deben volver a limpiar el polvo, a pintarla, a reparar los desperfectos, a desatascar las cañerías y a colocar los trasteros…y así cada nuevo inquilino. Con estos viejos, nuevos proyectos se trata de lo de siempre limpiar, arreglar, adecentar y evitar los malos olores, pero con los que nunca se llegan a poner los muebles, las lámparas, los baños, la cocina, los salones, la luz para que puedan entrar vecinos y amigos y disfrutar de la riqueza y del gran ambiente que se espera; es decir, nunca se llega a decorarla, dotarla adecuadamente con muebles nuevos y espacios amplios. Nunca se llega a orientarla adecuadamente.
Lo que siento y pienso, es que es que no es la casa entera la que se encuentra en tan malas condiciones, sino que anteriores inquilinos se ocuparon muy bien y mucho, sin reparar en costes y gastos de otras habitaciones de la Casa Cantabria. Esas habitaciones son las que suelen estar muy bien terminadas y con vistas a la bahía, y además, a las que han ido mejorando cada inquilino. Al resto de las habitaciones, las que están en el centro de la casa nunca llegan los presupuestos y se agotan los plazos. Pasado un tiempo, los inquilinos se quedan a vivir y a disfrutar de las habitaciones con vistas a la bahía y las del centro, al oler mal y estar sucias, las cierran hasta que vuelva a haber un nuevo inquilino. Nuevos inquilinos y viejas cuestiones…siempre las mismas. Así lo veo, así lo siento y así os lo cuento.
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