Quien sabe, tal vez algún día no muy lejano los televidentes den la espalda a Gran Hermano y lo suspendan a mitad de programa dejando en aquella casa – zoológico olvidados a todos esos seres aparentemente humanos que acostumbran a dejarse encerrar en Guadalix de la Sierra para poner en vergonzante evidencia a la política educativa de todos los gobiernos de la democracia. Así, de paso, Mercedes Milá podría volver a dedicarse a hacer televisión de calidad y dejar de legitimar con su presencia tan lamentable espectáculo.
Así que, queridas cadenas públicas o privadas; locales, regionales, autonómicas, estatales, continentales, digitales, temáticas, gratuitas o de pago, virtuales, cableadas o pirateadas, cuando las barbas del vecino veáis pelar cuidaos de ser objeto de interés de Ángel Martín y su tropa (la bella Patricia Conde, el sobreexplotado Miguel Nadal, el cada vez más integrado Dani Mateo y las intrépidas reporteras Pilar Rubio y Berta Collado) porque parece ser que donde ponen el ojo, saben que hacen pupa, porque han conseguido una audiencia que además de fiel (la jugada de la demanda sólo ha servido para que ésta además crezca), es militante y activa ya que no sólo siguen asistiendo de forma asidua a su cita diaria con el humor de Se lo que hicisteis, sino que además reniegan de la mayoría de los programas de Telecinco, ayudando a restar seguidores y por ende anunciantes a la cadena de Fuencarral en estos tiempos de crisis.
Por eso Ángel Martín ha innovado el panorama televisivo: no crea seguidores, fabrica afiliados.
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