Por David Laguillo, director de CANTABRIA DIARIO y ESTORRELAVEGA
España necesita luz para los rincones oscuros donde se esconden la indecencia y el trapicheo. Luz para sacar a la palestra los lujos y dispendios que, con fondos públicos, han facilitado que unos cuantos -parece que demasiados, por desgracia- se hayan pegado la vida padre a cuenta de los pobres españolitos. Durante demasiados años, demasiados «Dívar» y muchos otros han vivido como reyes o marajás a costa del dinero público, cuando no, en algunos otros casos más graves, gracias a las corruptelas valiéndose de los cargos que ostentaban.
Después de arrojar luz sobre estos casos sangrantes de amoralidad y corrupción -la ciudadanía inmersa en una profunda crisis tiene la sensibilidad a flor de piel ante estos escándalos, y con razón- España necesitará lejía. Hará falta lejía en cantidades industriales para limpiar la indecencia, el trapicheo, la malversación, etc. La lejía, como buena herramienta de limpieza, podría conseguir sanear una parte de la gangrena que tiene España, como una enfermedad que amenaza con destruir el país.
Y sobre el lubricante, ¡qué les voy a decir del lubricante!
No hace falta explicar demasiado porque, con la que se le avecina a España y a los españoles, en breve sabremos para qué vamos a necesitar el lubricante.
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