La «incontinencia» escapatoria de Rato

{xtypo_dropcap}T{/xtypo_dropcap}iene cierta habilidad  Rodrigo Rato para «saltar del barco», cuando hay «tormenta». Primero fue del F.M.I. de forma… ¿inesperada?. Ahora, del «gigante» Bankia. El caso es que, una vez más, deja con el c… al aire a propios y extraños.

Es una especie de «guinda» para un «pastel» que tiene a la Banca española como protagonista. Uno empieza a estar harto de tanta especulación é intentos de inyectar dinero, venga de donde venga, mientras se sigue negando el pan y la sal a ése colectivo capaz de generar trabajo y empleo, como  son las PYME`s.

Marcan la pauta del IBEX, de las primas de riesgo y de un montón de cosas más que a los ciudadanos de a pié, nos confunde. Como a Dinio con la noche. Como si fuera un fin que, a la vista de lo que ocurre, ya no extraña.

El dinero público, de ser prestado, sería a condición de unos intereses que, como tantas otras cosas, impondría Bruselas. Y he aquí una coletilla que un humilde servidor, consciente de su ignorancia económico bursátil, deja en el aire: ¿por qué Bruselas no interviene en ése feo asunto contemplado en la jerga ó lenguaje bancario, relacionado con los balances en los que se presentan «déficits» relacionados con pisos y fincas expropiados a pobres ciudadanos incapaces de afrontar sus compromisos a través de préstamos ó hipotecas?. Tal vez lo estén contemplando. O lo hayan hecho ya, no sé, pero no deja de llamar la atención, ya que hasta el más modesto de los mortales entendería que aquellos inmuebles que en su día les «birlaron», habrían servido para que sus hasta entonces propietarios pudieran ocupar a cambio de cantidades disponibles con sus posibilidades. Siempre sería mejor para todos. El banco, iría recogiendo algo de dinero, que es lo suyo y no tendría que «comérselos», mientras que el perjudicado no tendría que plantearse bajo qué puente debería continuar su triste vida.

Rato parece un experto en esto de la economía. Y si él ha optado por la escapada de dos gigantes así, cuando menos da que pensar, salvo que tenga una especie de «incontinencia» escapatoria y que, al igual que aquél tristemente famoso capitán del crucero «Concordia» (¡anda, que el nombrecito..-.!), saltó del barco ante el hundimiento. Eso sí: la indemnización de salida es mejor ni conocerla. Bastantes agobios mentales nos invaden ante una situación que empieza a dar muchos dolores de cabeza. Demasiados, aunque debemos seguir confiando. Por si acaso…