La Pereda, la ética y la estética
- Editorial
David Laguillo
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{xtypo_dropcap}E{/xtypo_dropcap}ste domingo, desafiando al pésimo y gris día con lluvia constante, varios centenares de ciudadanos se han concentrado frente a la residencia La Pereda para protestar contra su cierre.
Teniendo en cuenta las adversas circunstancias, no solo es un éxito conseguir reunir a tantas personas en una ciudad como Santander, poco dada al estruendo reivindicativo, sino que además esa concentración afianza el error del cierre de La Pereda. Pero más allá del error político y humano, es también un error ético y estético.
La ética nos podría empujar a pensar que la rentabilidad no debe ponerse nunca por encima de las personas. Cuando se hace al revés, es cuando llegan las perversiones morales.
Tampoco ‘queda bien’, estéticamente hablando, deslucir el currículum de un político con las fotografías y los vídeos de ancianos siendo desalojados del que podría ser su casi último hogar.
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