La caracola
Por María Valle Cayuso, psicóloga
{xtypo_dropcap}U{/xtypo_dropcap}na vez me traje una caracola de la playa de Oyambre,
porque aquel día caminaba junto a mi padre de la mano.
Era un mes de septiembre, el mes del principio y del fin.
El principio del nuevo año, de proyectos, de ilusiones, de fantasías.
Y el fin del verano, de ilusiones desvanecidas, de sueños de amores fugaces y eternos.
La caracola y el mes de septiembre no son nada la una sin el otro, porque una no podría existir sin el otro.
La caracola me trae el mar, y el mar a mi padre, a su amor incondicional, a su apoyo en todas mis ilusiones, aún sabiendo que eran efímeras.
El mar, la caracola y septiembre me dan esperanza de vida, y del eterno apoyo de mi Valle.
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