- Ignacio Diego arrancó carteles reivindicativos en su visita al Hospital Sierrallana
- En la imagen de archivo Ignacio Diego, presidente de Cantabria (Foto: Gob. Cantabria)
- El Presidente de Cantabria debe ser el presidente de todos los cántabros y cultivar el consenso y la sensatez
{xtypo_quote_left}Diego parece tener una especie de odio visceral hacia Torrelavega{/xtypo_quote_left}
Pero la gota que ha colmado el vaso la ha puesto el actual presidente de Cantabria, Ignacio Diego (PP), elegido por una mayoría absoluta que a buen seguro no se repitiría si las elecciones se celebrasen hoy mismo. Diego, quien parece tener una especie de odio visceral hacia Torrelavega, aprovecha cada visita a la capital del Besaya para soltar su ira o sus malas formas, inapropiadas para la máxima autoridad regional.
Es inaceptable que el presidente de Cantabria sienta una animadversión tan manifiesta contra Torrelavega, más allá incluso de su nula capacidad de acción para salvar a dicha ciudad de la terrible crisis en la que se encuentra inmersa, además añadiendo tension y provocación a su paso.
El hecho de arrancar carteles reivindicativos en su visita al Hospital Sierrallana no es aislado: no hace mucho también se burló de los trabajadores de Sniace durante el encierro que mantuvieron en las instalaciones de la fábrica, y antes también había insinuado que las empresas no se quieren instalar en Torrelavega por el ambiente de «crispación».
{xtypo_quote_left}Si la persona designada no es la persona adecuada para representar los valores de un cargo -que deben ser entre muchos otros el consenso y la sensatez- esa persona debe ser relevada o debe abandonar, de manera voluntaria, la presidencia de la región{/xtypo_quote_left}
Ignacio Diego, al aceptar el cargo de Presidente de Cantabria tras ganar su partido, el Partido Popular, las elecciones por mayoría absoluta, debería haber entendido que su cargo está al servicio de todos los cántabros: de los santanderinos, de los castreños, de los lebaniegos, de los torrelaveguenses…y que la labor de un presidente es gobernar tanto para quienes le votaron como para quienes no le votaron.
Lo anterior, y el respeto a la legítima libertad de expresión de los ciudadanos y trabajadores, son elementos básicos que debe cumplir la persona que asuma ese cargo. Estas cualidades no se dan, o están muy ocultas, en la figura de Ignacio Diego, que se ha dedicado a lanzar gasolina en la capital del Besaya, una zona ya de por sí castigada por las llamas de la destrucción económica. Por lo tanto, si la persona designada no es la persona adecuada para representar los valores de un cargo -que deben ser entre muchos otros el consenso y la sensatez-, esa persona debe ser relevada o debe abandonar, de manera voluntaria, la presidencia de la región.
Diego debería ser relevado de sus funciones como Presidente de Cantabria, para que asuma las funciones de presidencia la siguiente persona en la lista del PP hasta las próximas elecciones.
De lo contrario, si esto no sucede o si la actitud de Diego sigue siendo la agresiva actitud actual, puede que en un futuro no muy lejano tengamos que lamentar hechos todavía mucho más graves por culpa de las constantes provocaciones de Diego.
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