Destacó además que las enfermedades cardiovasculares han aumentado en los últimos 20 años
El director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y director del Instituto Cardiovascular del Centro Médico Mount Sinaí de Nueva York, Valentín Fuster, ha asegurado hoy en Santander que «el sentido común» respalda la reforma de la sanidad en Estados Unidos que pretende poner en marcha el presidente Obama, si bien «los intereses creados lo hacen difícil».
«Es un tema complejo», para el que el prestigioso cardiólogo «no hay duda de que si alguien tiene que cambiar la situación, él (Obama) es la persona ideal». Sin embargo, afirmó «no creer» en que esa reforma «pueda hacerse de una manera muy rápida».
Fuster, que dirige en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) el curso Magistral ‘Biología Vascular trasnacional en la próxima década. Bio-imagen, genética-regeneración, salud-economía‘, destacó además que las enfermedades cardiovasculares «han aumentado en los últimos 20 años». En este sentido matizó que «a una misma edad hay menos casos que en el pasado», pero que la prevalencia de la enfermedad «está aumentando».
El director general del CNIC aseguró que «se ha prolongado la vida» gracias a los tratamientos y en «menor» medida a la prevención, un dato curioso cuando esta actuación es «más barata». En su opinión «tenemos que intentar buscar cómo promover la salud y prevenir la enfermedad».
El cardiólogo se refirió a cinco hipótesis distintas sobre las que está trabajando como armas decisivas en la prevención. Así, citó un proyecto iniciado en Colombia y que actualmente se desarrolla en España en el que han trabajado con 6.000 niños de entre tres y cinco años con el objetivo de «inducirles el concepto de que la salud es prioritaria en su vida».
Además, habló de otro proyecto en el Caribe, donde se pretende estudiar factores de riesgo y ver cómo la población «puede utilizar los sistemas de grupo para modificarlos». Otra hipótesis de estudio es el uso del «sistema de infraestructura para enfermedades comunicativas» para así «entrar en los factores de riesgo». En su opinión, la hipertensión, las dietas ricas en hidratos de carbono y el tabaco contribuirán a que los países pobres «conviertan muy pronto la enfermedad cardiovascular en la causa de mortalidad número uno».
El uso de la ley como medio de «presión» y la venta de una píldora única «en la que estamos trabajando y que saldrá a la venta dentro de un año y medio» son las otras hipótesis de trabajo «para intentar vencer esta epidemia».
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