El Racing deja prácticamente sellada la permanencia al golear al Atlético de Madrid en El Sardinero
Los cántabros endosaron una manita a los madrileños y recuperan así crédito con la afición
Espléndido partido de Munitis rubricado con un golazo de vaselina
Zigic, suma y sigue
Racing de Santander (5): Toño (Coltorti, min 71); Pinillos, Christian, Garay, Sepsi; Munitis, Moratón, Colsa, Toni Moral(Serrano, min 59); Tchité y Zigic (Picón, min 90).
Atlético de Madrid (1): Leo Franco; Perea, Pablo, Ujfalusi, Antonio López; Sinama (Maxi Rodríguez, min 46), Assunçao, Raúl García (Banega, min 46), Simao (Luis García, min 79); Forlán y Agüero.
Goles: 1-0, min 9. Christian. 2-0, min 16. Garay. 3-0, min 37. Tchité. 3-1, min 62. Forlán, de penalti. 4-1, min 65. Munitis. 5-1, min 86. Zigic.
Árbitro: Medina Cantalejo, del comité andaluz. Enseñó tarjetas amarillas a Perea y Assunçao por el Atlético de Madrid y a Colsa, Zigic, Serrano y Luccin por el Racing.
Por fin el público del Sardinero pudo disfrutar de su equipo. Muñiz arriesgó de salida sorprendiendo a propios y extraños con un nuevo cambio de posición, de esos que tanto le gustan y que a veces no tiene más remedio que hacer por lo corto de la plantilla: colocó al lateral izquierdo Cristian Fernández de central y al central Moratón de medio centro, sobra la calificación de «defensivo». Y el caso es que acertó, ya que ambos completaron un buen partido ayudados eso sí, por el pésimo encuentro de los de Resino.
La pareja Zigic – Tchité en la delantera aporta entrega y poderío aéreo. Los rojiblancos deben ser los únicos que no tienen «calado» al gigante balcánico y concedieron sendas faltas laterales a un Racing letal a balón parado y en el juego aéreo, y así Cristian y Garay (que gran centro de Munitis…) adelantaban a los cántabros sin que se hubiesen cumplido los primeros veinte minutos de juego. El público disfrutaba y Abel Resino no daba crédito desde el banquillo a lo que estaba sucediendo. En el 29 Zigic cedía a Tchité una vez más, para que el internacional africano enviase el balón fuera. Pero el delantero quiere aportar trabajo, lucha y goles en el tramo final de la Liga, y así, peleó un balón a los ayer torpes centrales del Atlético para marcar el tercero en el 37.
El Racing fue dueño y señor de la primera parte, espléndido en la contención, rápidos en banda (buen partido también de Sepsi), distribuyendo bien la pelota y mandando pelotazos al dúo atacante cuando convenía y con Munitis inmenso: trabajador, rápido, habilidoso… un portento. El Atlético pasó por los primeros 45 minutos sin pena, gloria ni vergüenza, sin inquietar ni a Toño, que se retiraría lesionado en la segunda parte, ni a Muñiz, ni a nadie.
Un resbalón de Garay terminó en pena máxima ejecutada por Forlán en el 16 de la segunda, pero fue un espejismo: los cántabros continuaban firmes y con ambición, los madrileños, a mirar y a correr detrás del balón. Y en ese clima llegó el golazo de Munitis tras aprovechar un error en la entrega del meta Franco: vaselina medida y El Sardinero se venía abajo. Sigo reclamando una grada del campo con el nombre del jugador del Pesquero, y no me voy a cansar de escribirlo.
Y en la fiesta tenía que aparecer el de siempre. La grada lo sabía, «falta el de Zigic», era el rumor. Y el serbio acudió a la cita, tras saque de esquina más o menos ensayado remató como casi siempre de cabeza un centro de Colsa. Y sólo quedaba entonar de nuevo La Fuente de Cacho, hacer la ola, dar las gracias al Atlético por venir hasta Santander a dar un paseo y despedir a los nuestros con la merecida ovación. Sólo faltó que Muñiz hubiese jugado, como tan bien saben jugar otros técnicos, con el aspecto psicológico: estuvo muy bien recuperar a Serrano tras no sacarle en el once titular (si el partido no se hubiera ganado, lo hubiésemos criticado porque Moral no jugó un gran encuentro) estuvo bien el detalle de hacer debutar a Picón para que disfrutara de la celebración, pero creo que se debió premiar a Pedro Munitis con la que seguro hubiera sido la ovación más sonora de la temporada, porque Nikola Zigic es muy querido en Santander, pero se nos marcha al final de temporada y habrá tiempo de despedirlo. Pero Pedro hizo ayer un partidazo y mereció esa ovación por el partido, por la temporada, por la entrega, por el trabajo, por la honradez, por la edad y porque es de la casa, y hay que aprender a valorar eso de una santa vez en Santander.
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