El lamentable panorama digital cántabro
{xtypo_dropcap}N{/xtypo_dropcap}o es muy habitual que desde estos editoriales dediquemos líneas a reflejar el panorama de los medios digitales de Cantabria, pero cuando se visitan varios de los más destacados es fácil darse cuenta de que la situación es preocupante y surrealista, rozando lo grotesco.
El daño a la profesión periodística -ya depauperada por múltiples factores- puede llegar a ser enorme cuando, desde las diversas plataformas digitales, se patean (pateamos) día tras día los más elementales pilares del periodismo.
Acerca de El Diario Montañés www.eldiariomontanes.es hay poco que decir. Buque insignia y líder de la información en Cantabria, tanto impresa como digital, posee la mejor estructura técnica y humana y sigue siendo el digital más leído y mejor elaborado de Cantabria. Tiene fallos, sí, como su interacción con el lector en Redes Sociales (bastante mejorable) pero es el líder de la información y hay poco más que decir sobre su trabajo. Del resto de digitales, incluidos los nuestros, hay mucho que detallar, aunque no daremos ningún nombre más, aparte de El Diario y el Alerta.
Información frente a Opinión
Uno de los errores más comunes, de terrible trasfondo y calado por el efecto de asimilación que puede tener en el lector, es la confusión y mezcla entre información y opinión/valoración. La inmensa mayoría de los digitales cántabros son (somos) expertos en ofrecer al lector un texto, presentado como noticia y con forma y apariencia de noticia, pero que no es una información, sino una interpretación o valoración subjetiva de un determinado hecho noticioso.
La valoración subjetiva del digital, en ocasiones puede venir en el propio titular del texto informativo, o en otras ocasiones en antetítulos o subtítulos de corte pretendidamente gracioso o jocoso. Lo más grotesco y preocupante llega cuando la portada de algún digital la ocupan -sin clara diferenciación como Opinión o Editorial- textos de valoración y opinión, o panegíricos folletinescos, de estilo mitin político, cuyo valor informativo es cero. Y todo esto sin separación clara que informe al lector de que lo que está leyendo es una opinión, una valoración, no una información periodística.
Desinformación y distorsión de la realidad
Salvo El Diario Montañés, el Alerta y alguno más (sin nombres), que ofrecen información en sus versiones digitales (el Alerta en una versión más arcaica y con cero fomento de la interacción y la participación), el resto forman -formamos- un heterogéneo y lamentable panorama de distorsión y desinformación.
Desinformación; difusión de opiniones bajo la apariencia de noticias; faltas de ortografía constantes; errores de concepto en la elaboración de titulares; sectarismo en contenidos y comentarios; groseras manipulaciones ideológicas para favorecer a la corriente afín; todo esto y mucho más lo puede encontrar el sufrido lector al pasear por la interminable lista de medios digitales cántabros.
Autorregulación y responsabilidad
Dado que una regulación oficial del sector es algo que parece imposible o muy difícil, se hace cada vez más necesaria una llamada a la responsabilidad a todos los propietarios de medios digitales cántabros. La autorregulación sería sin duda la mejor de las soluciones, y sería una excepcional noticia si los responsables o editores de los digitales cántabros mostrasen buena disposición a realizar los cambios y mejoras necesarias para una más que urgente regeneración y dignificación del periodismo digital de Cantabria.
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