EDITORIAL-. España, la oportunidad perdida
EDITORIAL-. Teníamos la esperanza de que, por una vez, hubiera un gobierno de coalición en España, pero no pudo ser. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han perdido la oportunidad de formar un gobierno de izquierdas por falta de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos.
España es el cuarto país más rico de la Unión Europea y el cuarto en desigualdad social, donde miles de personas carecen de los recursos más básicos mientras que las empresas, incluso las de los sectores estratégicos fundamentales como la energía, se enriquecen más y más.
Esta oportunidad perdida para España ha frustrado las esperanzas de millones de personas que votaron para intentar frenar un gobierno formado por las fuerzas de la derecha, un gobierno conservador que optaría, a buen seguro, por poner en marcha políticas de retroceso en derechos y sin el foco puesto en la justicia social.
Desigualdad, empleo, vivienda, pensiones
El debate de investidura se ha centrado en diferencias y reproches de los líderes, en enfrentamientos de índole personal, y no se ha hablado de los grandes temas que deben unir al PSOE y UNIDAS PODEMOS. La riqueza que se genera en España se distribuye de forma desigual, y mientras hay personas -cada vez más- que no pueden pagar la factura de la luz o del gas, otras viven en un lujo opulento y clasista.
La riqueza que se genera no revierte en el conjunto de la sociedad, sólo en las rentas altas. Esa es una de las cuestiones principales en las que hay que trabajar para lograr una sociedad española más justa y con menos bucles de pobreza y marginalidad. Es imprescindible girar la mirada hacia lo social, olvidar discursos grandilocuentes inoculados de dogmatismo sectario y ponerle cara, y dar voz, a quienes no pueden ni deben quedar fuera de un proyecto común para la España del futuro, para la España de la Igualdad.
Hay que defender el sistema público de pensiones porque afecta al 90% de la población y blindarlo constitucionalmente ante las amenazas constantes de los grandes fondos de inversión; reconstruir el modelo productivo y laboral pero sin abrazar la nueva ola de precariedad digital que, cínicamente, representan plataformas como UBER, GLOVO, DELIVEROO y muchas otras, también participadas por fondos buitre de destrucción de empleos dignos con la cínica excusa de una modernidad decadente.
Es vital poner en marcha un plan para abaratar el precio de la vivienda, frenar los desahucios y poner coto a la especulación carroñera de los fondos buitre, porque la vivienda, al igual que el empleo y las pensiones, también es un bien de primera necesidad. Además, hace falta un plan para salvar los pueblos que se vacían, para dar una nueva oportunidad de vida a las personas que prefieren vivir en núcleos rurales en vez de vivir en grandes urbes.
En definitiva, hace falta un plan de país centrado en el futuro de las personas, no en el futuro de las grandes corporaciones, tanto si son los tradicionales especuladores del sector financiero como si son los nuevos especuladores del entorno digital.
Hace falta no perder la oportunidad de conseguir una España donde quepamos todos, sin exclusiones sectarias, y con dignidad e igualdad. Porque solo si somos capaces de entendernos podremos construir un país mejor.
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