• 23 de noviembre de 2024

Presentación del proyecto de Okuda para el faro de Ajo. Foto: Raúl Lucio, gobierno de Cantabria

EDITORIAL-. Bienvenido, Mister Colorines

Presentación del proyecto de Okuda para el faro de Ajo. Foto: Raúl Lucio, gobierno de Cantabria
Presentación del proyecto de Okuda para el faro de Ajo. Foto: Raúl Lucio, gobierno de Cantabria

Parece que las autoridades cántabras han optado por abrir una puerta al turismo de Instagram y colorín. Han anunciado el polémico proyecto con el artista cántabro Okuda para el faro de Ajo.

No podemos descartar el riesgo de intentar convertir a Cantabria en un destino turístico como fondo presuntamente bonito para unas fotografías de Instagram a la caza de «likes», por lo que esta acción supone de banalidad de la amplia oferta cultural de calidad que ofrece nuestra tierra, y de absoluto desentono con el entorno natural.

Así, como si de «Bienvenido, Mister Marshall» se tratara, se ha planificado una operación de atracción turística en la que el Gobierno, la Autoridad Portuaria de Santander (propietaria de la finca) y el Ayuntamiento de Bareyo, financiarán la intervención de Okuda en el faro con una aportación conjunta de 75.000 euros.

Se transformará el pacífico y bello blanco del Faro en una explosión de colores y figuras que afectará al paraje natural y algunos, entre las numerosas voces críticas, ya han tachado de «horterada». El Presidente Miguel Ángel Revilla considera que esta actuación será una «atracción importante» para Bareyo y para Cantabria, y auguró un «gran éxito» a la iniciativa por la «monumentalidad» del lugar y el interés que generará la obra del artista santanderino.

El proyecto, en teoría, está previsto para mediados de julio, aunque desde un buen número de partidos políticos y organizaciones se ha reclamado conocer, entre otros detalles, cómo se ha fraguado esta iniciativa, además de criticar la nula necesidad de esta actuación en el faro de Ajo.

Por si el revuelo generado y las fuertes reacciones en contra no fueran suficientes, el propio Okuda ha echado más leña al fuego descalificando las críticas que venían desde la política y desde «la ignorancia».

La polémica está servida, y solo el tiempo nos dará la perspectiva necesaria para valorar el éxito o el fracaso de la propuesta.

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