- Con esta salvaje expropiación, Argentina envía al mundo el mensaje de que no es un país fiable para hacer negocios
{xtypo_dropcap}P{/xtypo_dropcap}ese a que la canción de Andrew Lloyd Webber dice textualmente «No llores por mi, Argentina» (Don’t Cry for Me Argentina), nosotros sí lloramos por Argentina. Porque su brutal decisión de intervenir, vulnerando contratos, una empresa como YPF, traerá consecuencias terribles para el país latinoamericano.
Con esta salvaje expropiación, Argentina envía al mundo el mensaje de que no es un país fiable para hacer negocios. Envía al exterior el mensaje de que los inversores extranjeros pueden verse en cualquier momento violentados por la peculiar forma de hacer negocios del país.
Argentina, con esta decisión, se tiñe de gris oscuro, casi negro, en los mapas del mundo para que las grandes empresas e inversores vayan a crear empleo y riqueza en su territorio.
Quizá, Argentina cree que pueden desarrollar su país en solitario, sin contar con la globalización de los demás países del mundo. Solo por esa cortedad de miras, lloramos por una Argentina que, doliéndonos en el alma, se puede ver irremediablemente avocada a un túnel de aislamiento y una época de oscuridad, pobreza y desolación.
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