Crisis, fútbol y Feria de Abril
- Opinión / Tribuna libre
David Laguillo
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Por Manuel Haro Alcalde
{xtypo_dropcap}L{/xtypo_dropcap} a palabra más repetida en los últimos tres años es, sin duda, crisis. Las razones, parecen obvias y por ello no es necesario insistir. Es una «herida» abierta que le cuesta mucho cerrar.
Sin embargo, se dan acontecimientos «antibióticos» que, en muchos casos (demasiados, tal vez), cuesta mucho entender. Uno de esos «antibióticos» es el fútbol, `pues basta que se celebre un partido en la cumbre o enmarcado en los llamados clásicos e incluso con la Selección Nacional como protagonista, para observar, vía encuestas callejeras a través de cámaras de TV, cómo el personal rompe la hucha y saca el dinero de donde se insiste tanto en que no hay.
Ejemplos, muchos. Aficionados e hinchas desde cualquier punto de origen, por lejos que se encuentren del estadio de turno, se regodean del gasto extra que supone el viaje, alimentos, estancias y, sobre todo, entradas «¡Todo, por mí equipo!», presumen. Sobre todo, porque interviene un factor de riesgo para la economía familiar y la ligereza de comportamiento, dados los precios que se manejan en el fútbol español, de largo, los más caros del mundo.
Y aquí es donde aparece la figura de la reventa. Me asombra observar la frialdad exhibida por personas cuyo perfil no es precisamente de gente con demasiados recursos económicos, alardeando de lo que han pagado por ver a » su» equipo. Se multiplica por mucho el valor del ticket en taquilla y, como dato para la preocupación, el último caso nos presentaba un personaje que había pagado 2.500 euros por una entrada de 65 en taquilla. Con el agravante de tratarse de un partido que, como casi todos hoy, puede verse a través de las pantallas de TV.
Otra expresión de júbilo «obligatorio», viene dada de la inauguración de la tradicional Feria de Abril, en Sevilla. Antes de abrirse el Real, ya había acopio de fino, pescaíto y faralaes, ocupando casetas típicas, a los dos lados de las improvisadas calles con nombres de toreros.
Las repetidas escenas vía encuestas televisivas, mostraban (y seguirán mostrando a lo largo de la Feria), una exhibición de vestidos de volantes, trajes varios y demás complementos imprescindibles para no desentonar ni ser menos que nadie. Una señora, al respecto, comentaba ante una cámara que ella tenía… ¡cinco! trajes para éste acontecimiento. O un animoso caballero que, aún estando en paro, dijo que «¡Para esto, lo saco de donde sea!».
Pues mira qué bien. Se demuestra que la gente, cuando quiere, es feliz. Aunque para ello haya que sacar el dinero «de donde sea». Para el fútbol o para la Feria.
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