Castillo de naipes #Brexit
La Unión Europea, una creación artificial generada en despachos políticos, se enfrenta en estos momentos a su mayor crisis desde su aparición. La salida del Reino Unido, tras unas elecciones ganadas por un amplio margen por el #Brexit, podría dar lugar a la salida de otros países, igualmente desencantados y descontentos con la UE. Por usar un símil futbolístico: Francia calienta en la banda.
A día de hoy, la UE mantiene una desconexión total con muchos ciudadanos europeos. Políticas de recortes, imposiciones a la soberanía nacional, políticas contra la inmigración, insolidaridad y asfixia a los países europeos del Sur…son tantos los desencuentros entre la burocracia y los ciudadanos que la UE debe cambiar el rumbo, radicalmente y de forma inmediata. Cambiar para sobrevivir, o derrumbarse como un castillo de naipes.
La calle no se ve cuando se viaja en coche oficial, de despacho en despacho. La UE se mueve entre castas y políticos, y muchas decisiones que vienen de la UE perjudican a muchos sectores económicos, también españoles.
Buena parte de la ciudadanía jamás entendió el sentido del proyecto comunitario, más allá de una libertad de movimientos para los ciudadanos, algo que es evidente que hay que mantener y potenciar. Pero más allá de unas fronteras abiertas, que nos permitirán viajar un fin de semana a Londres y otro a París, la unión política y monetaria se ha demostrado un absoluto fracaso. Con el Euro como moneda somos más pobres que antes, pero tenemos el grave problema de que volver a la peseta sería otro desastre todavía mayor. Ni contigo, ni sin ti.
Fueron los franceses quienes dieron la primera estocada mortal a los megalómanos proyectos de la UE, con aquel sonado rechazo a la Constitución Europea. Los franceses, con buen criterio, optaron por su propia soberanía en lugar de ceder cada vez más y más poder a la UE.
La más pura lógica dictamina que la señora Ángela Merkel debería dedicarse a gobernar su casa, Alemania, en lugar de pretender gobernar la nuestra, que se llama España. Tenemos nuestra propia Constitución, y nuestro propio Presidente – por bueno o malo que sea – pero es nuestro Presidente, y debería ser absolutamente independiente. Nuestras decisiones, nuestros errores.
El frágil castillo de naipes de la UE se tambalea. Tras la salida del Reino Unido, es altamente probable que otros países se plantearán también la misma disyuntiva. El cascarón del barco de la UE ya lleva tiempo con muchas entradas de agua, pero todavía se mantiene a flote. ¿Durante cuánto tiempo?
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