Carros, carretas y carretillas…
- Editorial
David Laguillo
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{xtypo_dropcap}L{/xtypo_dropcap}os ciudadanos asisten atónitos, cada semana -casi cada día- al lamentable espectáculo de una clase política intentando hacer comulgar a la gente con ruedas de molino, peor todavía, con ruedas de carro, carreta o carretilla.
La estrategia del «y tu, más», el discurso de la «herencia recibida», las mutuas acusaciones de «demagogia»…son tristes constantes en el devenir diario de nuestros políticos, que se van situando cada vez más y más lejos de las grandes figuras de la política, de cualquier bando. La mediocridad, instalada en los asientos del congreso, senado, parlamentos regionales, se ha nombrado reina de un desierto donde las ideas y la brillantez brillan por su ausencia.
Ahora, la indignación se expresa fuera de los cubículos donde se refugian los políticos, y el hambre, que agudiza el ingenio, ha tenido como consecuencia una explosión de ideas ciudadanas que se expresan en las plazas, frente a unos políticos que, sordos, tan solo tienen en cuenta la opinión ciudadana una vez cada cuatro años.
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