Bolsilibros, la fascinante historia de la literatura de consumo
Durante varias décadas hubo pequeños libros llamados «Bolsilibros» que vendieron cifras astronómicas en España, difíciles de conseguir hoy en día, con tiradas de hasta 100.000 ejemplares.
Eran los tiempos de las novelas del Oeste, de terror, de guerra, de ciencia-ficción y románticas, que inundaron los quioscos durante décadas dando lugar al fenómeno denominado «Bolsilibros» o «novelas de a duro».
Nombres como Marcial Lafuente Estefanía, Silver Kane, Ralph Barby, Joseph Berna, Meadow Castle y un largo etcétera fueron los reyes de una literatura popular de consumo rápido y masivo, cuya vida se ha alargado gracias al resurgir de estos pequeños libros de culto.
La vida de cada pequeño librito se alargaba gracias al trueque, al intercambio de títulos que pasaban de mano en mano. Así, millones de personas reforzaron su hábito de lectura y, además, conseguían entretenimiento y evasión en una época en la que había pocas opciones culturales.
En ocasiones denostada como literatura de bajo nivel, una revisión honesta de varios títulos de los autores más destacados puede aportar una visión mucho más certera y desacomplejada, concediendo a estos pequeños libros un reconocimiento como literatura de entretenimiento, evasión y también como inestimable ayuda a la lectura para millones de personas en todo el mundo.
Casos como el de Francisco González Ledesma (Silver Kane), que fue periodista y ganó un premio Planeta en 1984, reflejan que estos pequeños libros no tenían porqué ser necesariamente malos, aunque sí hay que tener en cuenta la prisa y la precariedad con la que eran escritos en muchas ocasiones.
La editorial Bruguera, que fue la reina en este tipo de publicaciones, fue la que acuñó el término «Bolsilibros», un fenómeno literario que surgió a la estela de las publicaciones «pulp» norteamericanas. Se las denomina novelitas «pulp» por la baja calidad del papel, de pulpa.
El anglicismo fue, precisamente, una de las claves del fenómeno: sonaba mejor un pseudónimo en inglés para escribir novelas del Oeste, salvo Lafuente Estefanía que estaba concebido como empresa familiar. En otras ocasiones, el pseudónimo en inglés respondía a que el autor necesitaba ocultarse porque era republicano y estaba represaliado por el franquismo.
En el vídeo se puede ver una entrevista a Ramón Charlo, autor de «La novela popular en España», editado por la Universidad de Sevilla en 2013.
Tramas sencillas, diálogos rápidos y abundantes, acción…eran las claves de esta literatura de evasión y entretenimiento que ahora tiene estatus de culto y conserva miles de seguidores.
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